Orwell tenía razón, 1984 llega en 2012

Cuando aquel lejano soñador (soñador pesimista desgraciadamente) a modo de profecía advertía a la humanidad entre 1947 y 1949 sobre el sistema en el que vivía, lo que habría de venir, y cómo el poder nos controlaría muchos le llamaron loco. Muchos se rieron de él. Muchos creyeron que era simple ficción. Pero la historia ha dado la razón a Orwell como (esperemos) se la dará a Marx.


El Gran Hermano nos vigila

Aquella sociedad paranoica y recelosa que describía Orwell en su distópica novela ha llegado a nuestras vidas casi sin darnos cuenta. De una sutil manera el gran capital ha llegado a nuestras vidas, para controlarlas. Todo aquel que levanta la voz contra sus amos y señores es tachado de violento, de soñador o simplemente de estúpido. El control del sistema es total. Los medios de comunicación, pensados en un principio para ayudar a la gente a conocer el entorno en el que vive, no son más que otro instrumento del sistema que, ya sea indirectamente mediante empresas que quieren preservar sus intereses económicos manipulando toda noticia que vaya en contra de la situación en la que vivimos que les permite hurtar a la gente de manera brutal pero sutil; o directamente mediante falsas cadenas "púbicas" a las ordenes del Estado, que a su vez no es más que otro instrumento, otro perro guardián del gran capital y de las empresas, consiguen manipular nuestra visión de la situación actual.


La crisis del sistema capitalista es presentada como una parte normal del ciclo económico, como un mal necesario para mantener el equlibrio...
Mucho se habla de los "asesinatos" del comunismo, pero cuando alguien se suicida por no poder pagar sus deudas, o para dar de comer a su familia, no es una víctima del capitalismo, no le ha asesinado el capitalismo. Simplemente es una situación sin culpable alguno, cual desastre climático. Es el paradigma de la hipocresía, el cúlmen del cinismo.


Jóvenes encapuchados con pañuelos y "malas pintas" son mostrados 24 horas en televisión como "violentos anti-sistemas radicales". Llevan razón en dos cosas. Son anti-sistemas, porque nadie en su sano juicio apoyaría un sistema asesino como es el actual. Son radicales, porque no se contentan con brindis al sol, con simples gestos "humanos" pero de poca injundia; van a la raíz del problema. Pero cabe preguntarse ¿es violencia? ¿O es acaso defensa propia? Todos vemos como tiran piedras y cócteles molotov contras ventanales de Starbucks o cajeros automáticos. El cerebro humano es simple. Vemos la acción, vemos la violencia, vemos a la "víctima" y vemos al autor. Lo que no vemos detrás de esos Starbucks es la explotación de agricultores en latinoamérica, los salarios bajos que reciben sus empleados, debajo de lo que cualquier ser humano necesita para vivir dignamente; no vemos los contratos basura con interminables horas extra como becarios (gracias a la nueva reforma laboral); no vemos los EREs masivos; no vemos cómo la banca se llena las manos y los bolsillos con el dinero de NUESTROS impuestos que gustosamente les da el Estado; no vemos como usan ese dinero para volver a prestárselo al Estado y a otros Estados para especular y robar más aun en vez de dárselo a los necesitados de pagar su hipoteca, su coche, el colegio de sus hijos, o simplemente para comer.


Eso es violencia. Violencia son 5.600.000 parados. Violencia son 1.700.000 millones de hogares con todos sus miembros en paro. Violencia son cientos de miles de familias desahuciadas de sus casas por el Banco Santander, BBVA, Bankia... Es una violencia silenciada. Es una violencia invisible. Es una violencia sin culpables pero con víctimas. La violencia de los bancos y empresas es real. Y tiene nombres y apellidos. Ya basta de decir "los mercados" como si fueran una especie de asociación de Masones o Illuminati en algún lugar lejano conspirando en secreto. Si bien esa situación es real y se da hoy en día (el club Bilderberg), los mercados que han destrozado la situación económica actual tienen nombre y apellidos: Emilio Botín (Presidente del Banco Santander), Francico González (Presidente de BBVA), Rodrigo Rato (Presidente de Bankia), Pablo Isla (Presidente de Inditex) y un largo largo largo etc. Que jamás será conocido en los medios de comunicación.



Al que abra los ojos, porrazo

Si bien la manipulación de todos los medios de comunicación es, en sí, razón suficiente para vernos despertar como sociedad y como pueblo, el capital tiene infinitos recursos e instrumentos entre los que se encuentra la violencia. No hablemos ya de la violencia mediante la utilización del ejercito y de grandes y temibles armas construidas con el único propósito de arrebatar vidas. Hace tiempo que me he dado cuenta de que esa batalla está perdida. Si se dice que 50.000 civiles murieron en Libia con bombas construidas en España; si se dice que en el genocidio de Irak en el que gustosamente participó Aznar murieron 400.000 civiles ya no es una tragedia, ya no es un asesinato; es una estadística, un daño colateral, un "error que no volerá a ocurrir". Curiosamente, como ayer Aznar mataba civiles, con mayoría absoluta y sin consentimiento del pueblo Español; hoy Rajoy mata el futuro de civiles, en las mismas circunstancias, y de nuevo debemos tragar.


Porque si no tragamos, si no aceptámos el régimen de los mercados, si no besamos la mano del amo y señor, si no nos doblegamos e hincamos la rodilla ante nuestro gran e infalible sistema, pagaremos. Pagaremos como los estudiantes de Valencia, pagaremos como los manifestantes de la huelga, pagaremos como los "indignados" de la Plaza del Sol o de Plaza Catalunya. Aquellos que dicen que somos unos violentos, que desestabilizamos la paz social, que no defendemos el principio democrático recogido en la constitución, mandan a simples funcionarios que desean alimentar a su familia a apalear con tesón y sin remordimientos a inocentes ciudadanos que se oponen a un sistema que les está dejando sin futuro.


Debo romper una lanza a favor de aquellos valientes manifestantes que se mantuvieron firmes, aun cuando les apaleaban en el suelo de las calles aquellos que reciben el salario gracias a sus impuestos, aquellos que se supone que deben protegerles y servirles. También debo romper una lanza a favor de los policías, que aun con todo, desde la izquierda se suele olvidar que también son el pueblo y también luchamos por ellos. Pero no por esos policias dominados por el pensamiento único, por el pensamiento neoliberal, por el pensamiento de la miseria; o simplemente sin pensamiento alguno (que es para lo que les pagan). Debo romber una lanza por aquellos policías que, aun a riesgo de perder su empleo, fueron objetores de conciencia y se mantuvieron en pie por defender los derechos civiles y no participar en la masacre que el gobierno (y el sistema) están llevando a cabo.

Es "admirable" lo bien que se lo ha montado el sistema para convencer a aquellos que sirven al pueblo, que para proteger al pueblo, deben apalear al pueblo. El dominio de la mente es total, indiscutible, terrible. Ninguna dictadura es dictadura, si la propaganda no hace creer al pueblo que es libre.


Ataquemos la habitación 101

Ya basta de mirar estupefactos cómo los que nos dominan toman el control de nuestras vidas. Cómo reducen la educación de un modo cláramente clasista, cómo reducen la sanidad para sus intereses xenófobos, racistas y clasistas. Ya basta de ver cómo día a día, semana tras semana las noticias (controladas para meter el pánico y el derrotismo en la mentalidad de la gente) se ríen en nuestra cara declarando abiertamente que están masacrando nuestros derechos. Es mentira que no existe otra alternativa. Es mentira que pasamos las vacas flacas. Es mentira que esto es "austeridad". Es mentira que ya no hay dinero. No es una crisis, es una estafa a escala mundial.


Ya basta del "no podemos hacer nada" o el "no servirá de nada". Un nuevo mundo es posible, de peores situaciones ha surgido el fénix de la humanidad de sus cenizas, y lo volveremos a hacer tras esta crisis neoliberal. Pero la solución no es apretar el cinturón a los de abajo para que se lo desabrochen los de arriba. Renunciar a nuestros derechos porque "hay que hacer sacrificios" no es el camino. ¿Qué sacrificios hacen el gobierno, los bancos, las empresas y la clase alta? Los únicos sacrificios son la clase baja. Se nos lleva ante el Dios Mercado y se nos abre el pecho con un puñal para ofrecerle nuestro corazón todavía palpitante. Y para más inri aceptamos gustosamente el sacrificio y preferimos no abrir los ojos para no ver la situación en la que estamos.


¡Basta ya! El cambio no comienza por cambiar un sillón por otro. Unos colores por otros. El cambio comienza por la rebeldía y la violencia. Sí, rebeldía y violencia que surgen del posicionamiento intelectual de no aceptar que se nos sacrifique para que los de siempre sigan viviendo bien. Rebeldía pensada, rebeldía meditada, razonada e ideológica. Y violencia. Pero violencia no es un gesto, no es un grito, no es un arma, un insulto o un golpe. Violencia es simplemente abandonar el tópico de que hay que ser políticamente correcto, de que debemos abstraernos de la política y que es de mala educación hablar sobre ello o interesarse en ella. Vivimos en una sociedad en la que se recompensa la ignorancia. ¡Es malo informarse sobre nuestra situación porque el sistema quiere un pueblo manipulable, maleable, un pueblo dormido!


La violencia surge de decir las cosas como son. Surge de la valentía de no rendirse ante el capital y el sistema. Violencia no es sino una palabra que asusta utilizada para insultar a la verdad.

¡Levántate y piensa!


                                                                                                                         -Salud y Revolución