Marinaleda: Una utopía hecha realidad

Antes de nada, me gustaría pedir disculpas por no haber publicado artículos últimamente y agradecer a todos aquellos que leen mis artículos que sigan con la mente abierta, ávidos de lectura.

El viaje de hoy comienza en un idílico paisaje andaluz, propio de la Ortihuela que allá hace 80 años describía un joven e iluso Miguel Hernández. Pues bien, tal y como se hizo con Miguel y con otros tantos personájes célebres de la historia de la humanidad, los habitantes de este pueblo en concreto han sido llamados innumerables veces utópicos, ilusos, necios, casi con desdeño, casi... con desprecio. 


Pero la gente de Marinaleda ha sabido resistir las fuertes críticas del sistema, ha sabido desafiar el pensamiento único, ha sabido, gracias a su epíritu inquebrantable y a la fuerte moral por la defensa del débil que caracteriza al comunismo demostrar, pese a todas las voces que se alzaban contra sus ideales, que creían que el socialismo era un bello ideal de nula posibilidad práctica, se ha conseguido callar unas bocas, y dejar abiertas otras, entre las que se encuentran las de este servidor.


Nuestro viaje comienza en 1979, cuando el CUT-BAI (Colectivo de Unidad de los Trabajadores - Bloque Andaluz de Izquierdas) es elegido como gobernante en el pequeño municipio. A la cabeza del gobierno, Manuel Sánchez Gordillo, un gran revolucionario que junto a Julio Anguita son el ejemplo a seguir por Izquierda Unida. 


La lucha de este pequeño pueblo, ahora con un revolucionario a la cabeza fue intensa desde el principio. Se empezó por pequeños gestos, brindis al sol. En el despacho del alcalde no está ni la bandera de España ni el retrato del Rey. Se encuentra la bandera republicana y el retrato del Ché, mostrando sus fuertes ideales, que resisten cual recio árbol centenario la sacudida de los vientos fascistas del país.


La verdadera lucha comienza cuando el pueblo busca tierra para sostener su economía, basada en la agricultura. Cuando Sánchez Gordillo y la cúpula revolucionaria del pueblo buscaron tierra en los alrededores encontraron 17000 hectáreas NO TRABAJADAS que pertenecían al Duque del Infantado, siete veces grande de España e íntimo amigo del rey Juan Carlos. Tras varias ocupaciones, día tras día, semana tras semana, detenciones, manifestaciones, e incordios para el duque varios, se consiguieron alrededor de 1700 hectáreas para la Marinaleda.


Ahora, bien, la lucha continuó en el aspecto político. Una vez conseguida la tierra había que trabajarla. Se creó una cooperativa de aproximandamente 500 trabajadores junto al SOC (el Sindicato de Obreros del Campo) los cuales trabajaban la tierra en conjunto, por el mismo sueldo (modelo socialista) aproximádamente (y a día de hoy) unos 1138 euros al mes. El mismo sueldo que cobra el alcalde.


Pero ahí no acaba el milagro utópico de Marinaleda. Ya que la tierra está en poder del pueblo. El poder también debe ser del pueblo. Todo el presupuesto de la Junta de Andalucía y el Gobierno Central, todas las decisiones políticas y todo aquello que tiene importancia para el pueblo se decide en una asamblea popular, a la que puede acudir el que así lo desee, sin restricción alguna, sea cual sea su ala política; y (esto es lo más importante) decidir a mano alzada quién desea gastar en qué el presupuesto, y según vote el pueblo, se hace. No una parte del presupuesto. TODO el presupuesto. 


Esto es democracia. Una democracia donde el pueblo decide y los "dirigentes" simplemente coordinan. Entre los grandes logros de Marinaleda también se encuentra la lucha contra la especulación del ladrillo con unas casas de 90 metros cuadrados más 100 de patio, pagados a 15 euros al mes; El pleno empleo (ese que se supone que es imposible) con un 0% de paro; Los impuestos más bajos de toda España (pues la izquierda hace pagar a aquellos que más tienen, no a los desfavorecidos); la ausencia de Policía local, pues con la educación socialista se ha conseguido inculcar una atmósfera de hermandad que prevee conflictos en un pueblo de más de 2700 personas, y un largo, largo etc.


La utopía se ha hecho realidad. Aquellos argumentos casposos contra el socialismo palidecen ante el gran ejemplo en todo el mundo de Marinaleda. Podría estar horas y horas hablando de los grandes logros de Marinaleda, pero esto es un pequeño resumen, para abrir los ojos ante el pensamiento único. Ante la imposición de la mercadocracia. Ante el fuego, el querer cambiar, la visión de un mundo nuevo que todos podemos construir. ¡Arriba, parias de la Tierra!